La Estrategia Andaluza de Bioeconomía Circular Horizonte 2030

1. ¿La Administración está lanzando un proyecto, programa, campaña de comunicación, o iniciativas de cualquier naturaleza vinculadas al desarrollo sostenible donde sea ella el agente “emprendedor”?

Sí. La Junta de Andalucía, por acuerdo de su Consejo de Gobierno de 18 de septiembre de 2018 ha aprobado la Estrategia Andaluza de Bioeconomía Circular Horizonte 2030, que establece las políticas autonómicas para impulsar esta nueva forma de producción y consumo sostenible basada en el aprovechamiento integral de los recursos biológicos generados por los sectores agroalimentario, pesquero y forestal para la fabricación de productos de valor añadido, la generación de bioenergía y la prestación de nuevos servicios. Es decir, se centra en los ámbitos de actividades de la bioeconomía que se encuentran menos desarrollados en la comunidad y que, por tanto, necesitan un mayor apoyo institucional a través de la implementación de actuaciones específicas que faciliten su despegue y consolidación a medio-largo plazo. Estos sectores de relevancia para la bioeconomía incluyen la agricultura, silvicultura, pesca, alimentación y producción de papel, así como parte de las industrias de química, biotecnología y energética.

Las medidas recogidas en el documento se dirigen a propiciar un crecimiento económico innovador y sostenible enfocado al desarrollo de las zonas rurales, con tres grandes objetivos: incrementar la disponibilidad de la biomasa aprovechable, aumentar el número de bioindustrias y favorecer el consumo de bioproductos y sus mercados.

La nueva planificación, cofinanciada por fondos europeos, consolidará el liderazgo nacional de la comunidad autónoma en este tipo de procesos, especialmente en biocombustibles y biomasa térmica, que toman como materias primas los restos vegetales y subproductos de la actividad agraria. En el primero de estos ámbitos, la región cuenta con 11 plantas operativas, siete de ellas de biodiésel, mientras que en el segundo la potencia térmica instalada alcanza los 1.589,5 megawatios. A ello se suman 18 plantas de biomasa vinculadas a residuos agrícolas de invernaderos o viñedos y las 17 instalaciones de biogás ubicadas en vertederos y depuradoras de aguas residuales.

Además de la consolidación de estas actividades, la estrategia aprobada por el Consejo de Gobierno se dirigirá preferentemente a aquellas otras que se encuentran menos desarrolladas y requieren mayor apoyo institucional, con la salvedad de las destinadas a la producción primaria de alimentos de consumo humano.

En su conjunto, este sector emergente está integrado por empresas biotecnológicas, agroindustrias, biorrefinerías, plantas de bioenergía e industrias químicas, farmacéuticas y forestales, con una gran incidencia en el desarrollo de las zonas rurales. Entre los mercados de destino, destacan la construcción; la cosmética; la agricultura; la pesca, y la fabricación de papel, madera, muebles y tejidos y plásticos de base biológica, a los que se suman la producción de biocombustibles y bioelectricidad.

En cuanto a las materias primas cuyo aprovechamiento se promoverá, estas proceden fundamentalmente de los subproductos del olivar, la horticultura intensiva, la agroindustria, la pesca, la producción de algas y la ganadería, así como la biomasa forestal, los biorresiduos y los restos de poda. Solamente el sector agrario andaluz genera cada año alrededor de ocho millones de toneladas de biomasa.

2. ¿De qué manera el sector público adopta ese rol protagonista o impulsor en la iniciativa seleccionada?

Para entender el nacimiento de la Estrategia Andaluza de Bioeconomía Circular Horizonte 2030, por parte de la Junta de Andalucía, hay que tener en cuenta el contexto que se viene desarrollando en el marco de la Unión Europea desde principios de la década de 2010 sobre este tema.

Efectivamente, desde estas fechas la Comisión Europea viene trabajando en la adopción de estrategias relacionadas con la bioeconomía, impulsos que cuajaron en 2012 con la adopción de la Estrategia de Bioeconomía de Europa, que aborda la producción de los recursos biológicos renovables y su conversión en bioproductos y bioenergía.

Sin embargo, no es hasta 2018 cuando la Comisión Europea lleva a cabo una revisión de la Estrategia de Bioeconomía con el objetivo de acelerar el despliegue de una bioeconomía sostenible para maximizar su contribución a la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como el acuerdo de París.

Por su parte, en el ámbito nacional, la Estrategia Española de Bioeconomía Horizonte 2030, aprobada en 2016, se fundamenta en el triángulo ciencia-economía-sociedad. Es el sector público el responsable de impulsar, dinamizar y coordinar la estrategia, los sectores productivos y tecnológicos bioeconómicos y el sistema de I+D+i+F.

Es en este contexto donde la Administración Andaluza se incardina con su Estrategia Andaluza de Bioeconomía Circular en 2018. El horizonte temporal de la estrategia es 2030 y para ello cuenta con recursos por valor de unos 1.400 millones de euros dirigidos a contribuir al crecimiento y desarrollo sostenibles de Andalucía impulsando actuaciones dirigidas al fomento de la producción de recursos y de procesos biológicos renovables.

3. Podría esa iniciativa llevarse a cabo sin la presencia de la Administración?

No. Evidentemente a este nivel no. Sin embargo, no hay que olvidar que la economía circular es un concepto económico que se incluye en el marco del desarrollo sostenible y cuyo objetivo es la producción de bienes y servicios a la vez que reduce el consumo y el desperdicio de materias primas, agua y fuentes de energía. Y esto lo pueden hacer, perfectamente, desde las pequeñas y medianas empresas hasta las grandes corporaciones si son sensibles con el medio ambiente.

Hay que tener en cuenta que la economía circular cambia los sistemas de producción y consumo actuales hacia sistemas regenerativos a partir de su diseño, manteniendo el valor de los recursos (materiales, agua, suelo y energía), de los productos y limitando los insumos de materias primas y energía. De esta manera no solo se evita, en la mayor medida de lo posible, la generación de residuos y el aumento de los impactos negativos derivados, sino que también se logra mitigar dichos impactos adversos para el medioambiente, el clima y la salud humana.

Sin embargo, es fundamental el papel de la Administración en la integración de la bioeconomía y la economía circular, ya que su actuación resulta estratégica para catalizar la transformación del modelo económico y cambiar los hábitos de consumo actuales. 

En el movimiento hacia una bioeconomía circular en la que los recursos biológicos se mantengan el mayor tiempo posible en la cadena productiva, con el fin de lograr que no existan recursos sin aprovechamiento, aumente el uso eficiente y sostenible de los recursos biomásicos (renovables) sustituyendo a los recursos basados en combustibles fósiles de manera que se logren productos más sostenibles y se minimicen las salidas (subproductos y/o residuos) de la cadena, es decir, de manera circular, el papel de la Administración es fundamental.

Por su parte, aunque ninguno de los ODS se centra específicamente en la bioeconomía, dada su transversalidad, existen interconexiones de esta prácticamente con los 17 ODS, convirtiéndose en un pilar fundamental en la consecución de los mismos, de ahí su importancia para consecución de los mismos.

Gráfico 'La bioeconomía en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030'.

 



Comentarios

Entradas populares de este blog